Según el país que visitemos, sus hablantes tendrán expresiones particulares que tienen que ver con el cuerpo, algunas de las cuales tienen traducciones literales a otros idiomas, y otras no. Además de consultar libros y libros, la mejor forma de aprender palabras nuevas y raras consiste en viajar mucho y en hablar con la gente. Así aprenderéis cosas curiosas.
Como que en francés, por ejemplo, hay equivalentes a tener mariposas (o un nudo) en el estómago, poner los nervios de punta o darle a la lengua.
En inglés tenemos elbow grease (grasa del codo) para referir al esfuerzo físico. To have fleas in the ear (poner pulgas en la oreja) significa mandar a paseo a alguien. Learn things by heart (aprender algo de corazón) significa aprender algo de memoria, de forma indeleble.
Si nosotros tenemos la sensación de algo cuando lo sentimos en el estómago, los alemanes sienten lo mismo pero en los riñones: Das geht mir an die Nieren.
Si aquí hablamos del largo brazo de la ley, los checos hablan de los dedos largos. Si aquí nos caemos de cara o de bruces, los alemanes se caen de narices. Si aquí algo nos cuesta un riñón, en Francia costará la piel de la espalda.
Ser un imberbe, un imaduro es to be wet milk the ears en inglés (estar con la leche en los labios). En francés es encore bleu (todavía azul, o sea, estar aún muy verde).
El mal humor alemán se expresa de forma muy curiosa: Ihm ist eine Laus über die Leber gelaufen (le corrió un chinche por el hígado).
En hebreo, una persona con cuyos sentimientos no se puede jugar es alguien “que no fue hecho con un dedo”.
El cuerpo es así de importante para las diferentes culturas, tal y como lo explica Hugh Aldersey-Williams en su libro Anatomías:
Aunque algunas de estas locuciones son inventivas y entretenidas, nos damos perfecta cuenta de su obviedad. El cuerpo es nuestra fuente más inmediata y familiar de inspiración lingüística. Sus partes y nuestras palabras para ellas están, de manera simple, a mano, en la punta de los dedos, a nuestro alcance o, al menos, en la punta de la lengua.
Una de mis palabras favoritas es alemana: backpfeifengesicht, y se refiere al “cara que pide a gritos un guantazo”. Por la calle, de espaldas a nosotros, podemos atisbar en lontananza a una fémina de hechuras sicalípticas, pero los japoneses ya se han cuidado de acuñar un término que define las reservas que debemos depositar en una visión como ésta: porque al girarse, quizá la chica en cuestión no sea después de todo tan agraciada como parece; bakkushan: mujer hermosa vista de espaldas pero no de frente.
Formas de hablar más exóticas
¿Conocéis idiomas como el Kaluli o el Kobon? Estos lenguajes son muy raros, están en peligro de extinción, y tienen la particularidad de que son capaces de transmitir "paquetes de información". Uno de estos paquetes es el de contar, numerar con el cuerpo.
En Papúa Nueva Guinea, que es donde los lingüistas han hecho el agosto con estos lenguajes, las palabras que denominan los números son los nombres de las partes del cuerpo. Su meñique es la parte del cuerpo que es Kobon designa el número uno. El anular, el dos; luego el corazón, el tres; el índice, el cuatro; el pulgar, el cinco; la muñeca, el seis; el antebrazo, el siete; el interior del codo, el ocho; el bíceps, el nueve; el hombro, el diez. Y, para contar más, se debe emplear la clavícula y el hueco que hay sobre el manubrio del esternón, la incisura yugular.
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