Cuando nadie se colaba en tu fotografía

Cuando nadie se colaba en tu fotografía
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Antes, cuando los carretes de fotografías eran de 12, 24 o 36 fotos, nadie se cruzaba en tu encuadre (al menos no conscientemente), y había una pausa en su caminar. Cruzarse delante de tu fotografía significaba fastidiar una de esas instantáneas que revelábamos en papel, desperdiciar una de esas fotos limitadas (y generalmente tan bien preparadas) del carrete.

Ahora, con las cámaras digitales de memoria casi infinita y la posibilidad de borrar la imagen que acabamos de captar, ya no hay tanto respeto por esa familia posando frente al objetivo, por ese paisaje que se quiere captar, por ese momento. Simplemente, se pasa por delante con más bien pocos miramientos.

Yo misma me sorprendía ayer mismo en un paseo por la playa, de esos a buen paso, cruzándome entre un señor con cámara en mano y un grupito jugando en el agua. Mi primer impulso fue aminorar la marcha, pero decidí seguir mi camino sin parar.

Me pasé al bando de los que se cruzan en tus fotografías, no sin cierto remordimiento para el que pretenden servir de catarsis estas líneas.

Y eso que probablemente ni siquiera dispararon cuando yo pasaba, o que simplemente mi perfil forme parte de una de las 20 tomas en el mismo sitio, o que lo borraran sin mayor esfuerzo (ni enfado, espero) en el momento de cruzarme.

Seguramente hace unos años habría rodeado el cuadro, o habría parado hasta que se tomara la foto, también era como un ritual, para los que pasábamos como para los que posaban o captaban la imagen: ¡date prisa! ¡venga, que están esperando!

No digo que sea una actitud generalizada, pero sí bastante extendida, y en cierto modo entendible. Tampoco hay demasiada nostalgia de los carretes de fotografías y las muchas fotos fallidas que hemos revelado. En realidad, nos encantan las cámaras digitales y poder borrar las fotos que sean.

No penséis que voy colándome en las fotos de todos. Normalmente sigo rodeando. También invito muchas veces a los fotógrafos con los que nos cruzamos a posar ellos mismos para la instantánea y disparar yo.

Pero, ¿cuántas fotos deliciosas habremos perdido porque se cruzaron por delante de nuestra imagen? La repetición nunca será igual. La próxima vez que vayas a colarte en la fotografía de otro, acuérdate de ello (¡yo lo haré!).

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