Los pasos de Picasso en Barcelona

Los pasos de Picasso en Barcelona
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Siguiendo con las celebraciones por el 125 aniversario del nacimiento de Pablo Picasso, Barcelona se suma al itinerario obligado de este año picassiano.

A esta ciudad llegó Pablo con su familia con sólo 13 años y se afincaron en una casa en el Passeig de Isabel II. Picasso venía de vivir 3 años en La Coruña y se reencuentra con su querido Mediterráneo natal. A partir de aquí, este mar estará siempre presente en su obra.

Para seguir los pasos del gran Pablo por Barcelona, debemos recorrer el carrer de la Plata donde tuvo su primer taller en 1896, junto a su amigo y colega Manuel Pallarès. Luego pasaría a otro en el carrer des Escudellers Blancs en pleno Barrio Gótico.

La parte antigua de la ciudad era un hervidero de vida cultural en aquel entonces, y Picasso se sumergió en ella con toda su energía. Se dice que una de sus calles: Avinyó, poblada de mujeres, fue su inspiración para su primer obra cubista, Les Demoiselle d’Avignon (que aquí mostramos).

El centro de toda aquella vida bohemia era, sin dudas, Els Quatre Gats (carrer de Montsió, 3), una cervecería inspirada en un célebre café parisino. Las tertulias, exposiciones y conciertos, tuvieron a un joven estudiante llamado Picasso siempre atento. Se daban a conocer allí los movimientos vanguardistas que causaban furor en la capital francesa: el impresionismo, el simbolismo, la obra de Toulouse-Lautrec. En la puerta de este establecimiento puede verse aún hoy, el cartel publicitario que Pablo Picasso diseñó para Els Quatre Gats, y que muestra una gran influencia oriental en su obra de aquel entonces (1898). Ya en 1900, Picasso realiza en este bar su primer exposición independiente, aún de carácter un tanto informal.

La Sala Parés, carrer Petritxol 5, es la primer galería de arte en la cual Picasso expone seriamente en una muestra conjunta en 1901. La exhibición no tuvo gran éxito debido al estilo de su obra, demasiado realista para el gusto de la burguesía cultural de ese momento. Este primer fracaso lo impulsa a su gran paso: Paris, donde se traslada definitivamente en 1906 para no volver nunca más a Barcelona.

Sin embargo, cumple con una deuda de honor con la ciudad que vió nacer su carrera como pintor, diseñando los frisos del Colegio de Arquitectos de Cataluña en Plaza Nova. En su interior, hay otros dos murales dedicados a la ciudad de Barcelona y a la sardana.

Siguiendo las huellas de Pablo en Barcelona, debemos llegar hasta el Museu Picasso ubicado en el Palacio Aguilar, en carrer Montcada, en el Borne. Lo visitaremos en detalle más adelante.

Vía | “Picasso”, de Leonhard Emmerling, Ed.Taschen

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