El abismo de Macocha o de la Madrastra: un paisaje de leyenda en la República Checa
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El abismo de Macocha o de la Madrastra: un paisaje de leyenda en la República Checa

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Tras la barandilla del cómodo mirador no parece gran cosa, pero si nos asomamos a él, y sobre todo si nos situamos en su fondo, el abismo o garganta de Macocha en la República Checa impresiona. Literalmente, significa "abismo de la Madrastra" y con ese nombre ya tenemos un avance de la curiosa leyenda asociada al lugar.

Nos situamos en la región de Moravia del Sur, un popular destino turístico gracias al sistema de cuevas del Karst y al río Punkva que lo atraviesa, creando un paisaje singular, atrayendo también a aficionados a la espeleología y buzos.

El abismo de Macocha (en checo, Propast Macocha) es una profunda dolina localizada al norte de la ciudad de Brno, cerca de la localidad de Blansko. Con una profundidad de 138,5 metros es considerado el más hondo de su tipo en Europa Central, aunque lo más particular es la extensión de su fondo, un espacio bastante amplio en comparación a otros fondos de dolinas.

El río Punkva es el responsable de horadar lentamente a lo largo de los siglos las cavidades que se encuentran en esta parte del Karst de Moravia. La zona sorprende con sus colinas cubiertas de vegetación, junto a las curiosas formaciones rocosas y un río que aparece y desaparece en el terreno, como en el mítico abismo de Macocha.

Hoy, para llegar al fondo del mismo, hay que atravesar un lugar mágico también labrado por el paso de los siglos: las cuevas de Punkva, un recorrido de unos 1250 metros por túneles, escaleras, navegación en barca por el río subterráneo, entre estalactitas y estalagmitas...

En un momento dado de la visita sales al aire libre y te encuentras al fondo del abismo, junto a dos pequeñas lagunas que ha formado el paso del río y envuelto por una pared vertical de casi 140 metros. Un paisaje impresionante.

Abismo de Macocha

La visita a las cuevas continúa con la navegación en lancha por un pequeño tramo del río Punkva (y se ve el famoso Domo de Masaryk), que cuenta con casi treinta kilómetros de largo y juega a serpentear por estas cuevas que forman parte del sistema cavernario más largo de la República Checa. Un sistema que, a pesar de llevar millones de años en la Tierra, no siempre fue conocido.

Descubriendo el abismo de Macocha

Ahora es bien conocido, pero la primera vez que se tiene noticia del abismo de Macocha es en los documentos de un religioso del monasterio de Zábrdovice en el año 1663. El primer hombre que se sabe con certeza que bajó al fondo de Macocha fue Lazar Schopper en 1723.

Poco después, en 1748 bajo una expedición de mineros y el primer descenso con fines científicos al fondo de Macocha fue en 1784. En el siglo XIX hubo nuevos descensos y el lugar apareció en una guía del Karst de Moravia, en poemas... Y cómo no, en la tradición popular.

Las expediciones más importantes que descubrieron los secretos del abismo se iniciaron en el siglo XX. Las famosas cuevas de Punkva fueron descubiertas en 1909 y cinco años después el fondo de Macocha se unió al camino firme de Pustý žleb y la navegación por el Punkva (río subterráneo) fue permitida en 1933.

Recientemente, el lugar se ha convertido en una atracción turística, aunque desde el siglo XIX existen dos puentes panorámicos que permiten asomarse al abismo de Macocha. Eso sí, con el paso del tiempo se han modernizado para ofrecer toda la seguridad al visitante.

El Puente Alto está en la cima del abismo desde principios del XIX, con vistas impresionantes al fondo. Es de acceso libre a 138 metros sobre el abismo.

El Puente Bajo data de 1882, y está situado en un saliente donde también se encontró una puerta levadiza y una escalera de mano fabricada de hierro que llevaba al fondo de Macocha, actualmente desaparecidas. Fue sustituido por un nuevo puente en el mismo lugar, a 90 metros sobre el fondo, en 2001. Desde este punto se accede a una ruta pintoresca ruta senderista.

Macocha Garganta Moravia

Un abismo de leyenda

Como ya avanzábamos, existe una leyenda que se refiere al origen del nombre del abismo, el abismo de la Madrastra. Cuentan que un aldeano local, de la vecina Vilémovice, enviudó y se quedó soltero con su hijo pequeño. Sin embargo, al poco tiempo se casó en segundas nupcias y llevó a casa una madrastra para su hijo.

Y sí, lo habéis adivinado, la madrastra no es que quisiera mucho a su hijastro, de modo que, impulsada por su odio, un buen día se llevó al niño al bosque y lo lanzó por el abismo. Afortunadamente, el niño pudo aferrarse a una roca que sobresalía del borde del abismo y fue encontrado y rescatado por los aldeanos.

Eso sí, la madrastra no se salió de rositas y, una vez conocidos los hechos, haciendo valer la venganza la gente del pueblo decidió tirar a la madrastra por el mismo lugar, esta vez con un buen impulso para que no lograra salvarse.

Una variación de esta leyenda cambia el final, de modo que es la propia madrastra la que, al darse cuenta del hecho abominable que había propiciado (aunque el chico, como en la primera versión, consigue salvarse), decide lanzarse ella misma por la garganta.

Hoy asomarse al abismo de la Macocha o de la Madrastra en la República Checa no entraña riesgos y lo podemos hacer desde lo más alto (hay un aparcamiento cerca, a doscientos metros y es el único punto fácilmente accesible), a mitad del recorrido en el Puente Bajo o desde el fondo en nuestra visita a las cuevas.

Fotos | Ben Skála, Benfoto, Jerzy Strzelecki y Ben Skála, Benfoto en Wikimedia Commons

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