Imaginaos un río de líquido blanco y espeso, como si fuera leche, como si la Luna se hubiera derretido y fluyera mágicamente por la Tierra. Eso es más o menos la definición de un río de leche de luna. En marzo de 2004, un grupo de espeleólogos anunció que había encontrado el primer río de leche de luna del mundo, y que ese río estaba en España.
Concretamente, el río discurre por una caverna del macizo de Ernio, en el valle de Aizarna, en la provincia de Guipúzcoa. El río fluye unos 150 metros y tiene consistencia de leche espesa.
El río tiene este aspecto porque, según los análisis, el líquido está compuesto por varios minerales, como la calcita, el cuarzo y brushita. Por las imágenes pudiera parecer que estamos ante el río de un planeta extraterrestre. Sin embargo, una vez más nuestro propio planeta nos descubre que es mucho más grande, fascinante y lleno de detalles extraordinarios de lo que pensábamos: solo hay que aprender a observar.
La leche de luna se conoce desde hace siglos. El naturalista suizo Konrad Gessner la vio en una cueva de los Alpes, cerca de Lucerna, y en 1555 le dio ese nombre cósmico: mondmilch. La diferencia entre la leche de luna que ya se conocía y la recién descubierta en España es que la leche de luna solo se había encontrado adherida a las paredes de las cavernas, en estado pastoso o casi sólido. El hecho de que fluya como un río es algo inédito.
La sustancia, otrora, fue usada para el tratamiento de úlceras en la piel y de distintas "fiebres", también como cosmético. Ahora podemos admirarla como un río blancuzco en estas fotografías, y algunos valientes se atreven incluso a visitarlo en persona, como podéis ver en el siguiente vídeo:
Vía | El Mundo