Sólo se puede llegar a Formentera en barco desde Ibiza. Tal vez sea mejor así. Que no sea tan fácil la mantiene alejada de los turistas en masa. Y gracias a esta cierta inaccesibilidad Formentera es una isla tranquila, ideal para escaparse de la vida urbana y estrenaste.
Una vez en ella, no es difícil moverse por allí. Con una bicicleta te alcanzará. Y para disfrutar de ella, sólo mira a tu alrededor: más de 20 km de playas de arena blanca y aguas de transparencia infinita te están esperando.
¿Por qué el mar de Formentera es tan cristalino? Navegando por sus aguas creerás que estás flotando en el aire, puedes apreciar los maravillosos fondos marinos (este es tu lugar si eres amante del buceo).
El secreto de de estas aguas transparentes reside en la pradera de posidonia que rodea la isla, una depuradora natural que limpia el agua y permite la sedimentación de la arena en el litoral. Una auténtica selva submarina que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.
El ritmo de vidas de Formentera la hace única también. Su gente es amante de la naturaleza, respetuosa de sus tiempos y estaciones y orgullosos de su propia cultura. Un claro criterio conservacionista es compartido por su población, y quienes llegamos de fuera se nos pega.
Formentera es hoy un reducto para artistas y visitantes que sin diferencia social se mezclan caminando descalzos por ahí, o comiendo en alguna mesa rústica. Sin despreciar el buen diseño, en Formentera el lujo está en lo natural.
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