Si me preguntaran cuál es el evento más loco y desmadrado en el que he estado en mi vida, la elección estaría difícil, pero creo que el Festival de las Trompetas de Dragačevo (también conocido como Dragačevski sabor) de la pequeña localidad serbia de Guča (léase 'Gucha') se lleva la palma.
Tuve la suerte de estar allí este pasado verano, casi por casualidad. Tras un frenético viaje en coche por las carreteras serbias, llegamos a Guča, normalmente un pueblecito de 2000 habitantes que en esta ocasión bullía con medio millón de almas (más que la mayoría de macrofestivales europeos). La cerveza y la rakía (orujo local) prácticamente llovían del cielo, y se percibían las melodías de miles de trompetas tocando, en total anarquía, en medio del desenfreno.
La trompeta es una parte integral del folklore balcánico, popularizado en occidente por Goran Bregović y Emir Kursturica. Se trata de ritmos rápidos y alocados, que invitan inmediatamente al baile (y más después de un par de cervezas). El gran trompetista de jazz Miles Davis visitó el festival en una ocasión y afirmó, sorprendido, que "no sabía que la trompeta se pudiese tocar de esa forma".
El Festival de Guča, de hecho, es un concurso de trompetistas. Se celebran eliminatorias por toda Serbia y la gran final es en Guča, donde al vencedor se le hace entrega de la Trompeta de Oro. Con los años se ha consolidado como un punto de encuentro para toda Serbia (y cada vez más extranjeros), un día de fiesta para la exaltación del folklore nacional.
La carne a la brasa es, por cierto, la gran seña de identidad de la comida serbia. Barata, sabrosa, y se puede encontrar en muchas variantes. La más característica de Serbia es la pljeskavica, hecha con carne picada de cerdo y cordero acompañada de vegetales y especias. La cerveza nacional más popular sea probablemente la Jelen Pivo. Y la rakía, que decir de la rakía. Un fortísimo aguardiente de elaboración casera con el que todo extranjero que la prueba tiene una relación de amor / odio.
Llegar a Guča no es excesivamente fácil. Se trata de un pueblo pequeño en medio de un país montañoso y mal comunicado como Serbia. Durante el festival hay servicios especiales de bus desde Belgrado al festival. Otra opción es ir a la cercana ciudad de Čačak y allí tomar un minibús (simples furgonetas privadas, salen cada vez que se llenan) o incluso hacer autostop. No te preocupes, todo el mundo sabrá que vas al festival.
El año que viene promete ser un evento histórico. En agosto se celebra la 50ª edición del festival (se celebra anualmente desde 1961, no fue detenido ni durante la guerra de Yugoslavia) y se espera a grandes artistas, grandes personalidades, y sobre todo, más visitantes extranjeros que nunca.
El clip de vídeo corresponde a la película 'Guča', ambientada en el festival. Cada vez que oigo esta música me dan ganas de volver a ponerme a bailar.
Imágenes | Cinéma C, Ignacio Munguía Más información | Guca.rs En Diario del Viajero | Mecavnik: un pueblo de cine en Serbia En Diario del Viajero | Laulupidu: el Festival de la Canción de Estonia