La Fortaleza de Pedro y Pablo, en San Petersburgo

La Fortaleza de Pedro y Pablo, en San Petersburgo
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No cabe duda de que San Petersburgo es uno de los lugares con mayor encanto de Rusia; una ciudad-museo cuyos atractivos parecen no tener fin. Entre ellos cabe destacar la pequeñísima isla Zayachy, que situada en el río Neva, esconde el verdadero centro histórico de la ciudad: la Fortaleza de Pedro y Pablo.

Y es que, aunque a simple vista no lo parezca, esta es la zona más antigua de San Petersburgo. Aquí fue donde, a comienzos del siglo XVI, Pedro el Grande ganó terreno a los suecos y puso la primera piedra de la ciudad que, según él, “abría una nueva ventana a Europa”.

Dadas las circunstancias, la primera construcción hubo de tener funciones defensivas. Una gran fortaleza que al final no cumplió su cometido, y fue empleada como cárcel hasta 1917, acogiendo entre sus muros a célebres personajes como Trotski, Dostoievski o Bakunin.

Hoy día, la isla de Zavachy se ha convertido en un rincón de San Petersburgo muy popular, tanto entre los locales como entre los turistas. Los primeros acuden a ella para pasear, tomar el sol en su “playa”, y hacerse fotos de boda: no cabe duda de que sus preciosas vistas hacia el otro lado del Neva invitan a ello.

Como turistas, la isla Zayachy tiene el suficiente interés como para dedicarle al menos medio día. No podemos dejar de visitar la Catedral de San Pedro y San Pablo, en cuyo interior (como de costumbre, muy recargado) reposan los restos de todos los gobernantes de Rusia anteriores a la Revolución, a excepción de Pedro II e Iván VI.

Con sus 122 metros de altura, el campanario de la Catedral sigue siendo el punto más alto de la ciudad. La entrada se paga aparte, pero merece la pena subir para disfrutar de sus inigualables vistas.

Al salir de la Catedral resulta imposible pasar por alto la estatua de Pedro el Grande. Un monumento que podríamos calificar entre controvertido y divertido debido a sus manos desproporcionadamente grandes y su cabeza excesivamente pequeña con respecto al resto del cuerpo.

Pero, sobre todo, la isla Zavachy es un estupendo lugar para pasar la tarde, bien paseando o esperando la puesta de sol junto al río. Puedo garantizaros que no os querréis mover de ahí.

Para llegar a Zavachy desde el centro de San Petersbugo, basta con cruzar el río Neva por los puentes de Dvortsovy y Birzhevoy, justo detrás del Almirantazgo. Es un bonito paseo, y la gran aguja de la Catedral no deja lugar a la equivocación.

Si no os apetece andar, otra solución es tomar el metro y bajarse en la estación de Gorkovskaya. Los metros rusos alcanzan velocidades verdaderamente vertiginosas, y en pocos minutos estaréis allí.

Imagen | Mikhail Petrov En Diario del Viajero | La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, en San Petersburgo, Los puentes de San Petersburgo

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