Mi mercado navideño favorito: el Montreux Noël

Mi mercado navideño favorito: el Montreux Noël
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Llegan las navidades, y con ellas los entrañables mercados navideños. La oferta es tan amplia que resulta difícil decantarse. Pero, después de recorrer España y parte de Europa en busca del mercado navideño más especial y con mayor espíritu navideño, he confeccionado una especie de Top5. Me cuesta escoger uno de esos cinco, pero si he de recomendaros solo uno, entonces hay que viajar a Suiza. Concretamente a la ciudad de Montreaux.

Montreux es un lugar muy especial. Podría considerarse como la población más pija y lujosa de la orilla del lago Lemán, además de ser uno de los lugares más bellos de Suiza. No es de extrañar, pues, que Montreux se convirtiese en un pequeño refugio, en un lugar de leyenda para artistas, escritores y músicos como Lord Byron, Tolstoi, Dostoievsky, Tchaikovsky, Stravinsky, Víctor Hugo, Dickens, Hemingway, Nabokov… o Freddie Mercury, el líder de la mítica banda Queen, que compuso sus últimas canciones en este lugar. "Si quieres hallar la paz en tu alma, ve a Montreux", fue lo que dijo Mercury en una ocasión.

Montreux también es un pueblo inclinadísimo, así que os advierto que ejercitaréis mucho los músculos de las piernas.

Escalones y hasta escaleras automáticas ascienden regularmente por la ladera de la montaña, flanqueados por casas de dos picos estrechamente arracimadas. Como si la ciudad hubiera sido concebida por un masoquista: si no tienes una escalera mecánica cerca, subir a las calles más elevadas supone un cuarto de hora de ascenso entre peldaños y caminos de inclinada pendiente. Bajar es más sencillo, pero también peligroso. Así pues, el Montreux más turístico se centra básicamente en dos calles, las más próximas al lago, y en el paseo marítimo.

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Un paseo repleto de restaurantes exóticos, un mercado techado y parques donde sentarse a descansar que, en diciembre, se transformaba por completo con la llegada de la Navidad. Sin duda, el mercado navideño más hermoso y espectacular de todo el país se celebra aquí (y probablemente el más especial de toda Europa, si descontamos el de Rothemburg, un pueblecito alemán que queda cerca de Nuremberg, y que cuenta con la que posiblemente es la tienda de objetos navideños más grande y mejor surtida del mundo).

Es el llamado Montreux Noël, y también ostenta el récord de ser el más antiguo de la Suiza francesa. A lo largo de todo el paseo, la Grand Rue, se montan 120 puestos de venta que en realidad son 120 casitas de madera, donde se venden productos típicos de la región, artesanía y, por supuesto, adornos navideños. Por si esto fuera poco, se levantan restaurantes de la nada: gigantescas casas de madera que se llenan de gente que busca el calor de la muchedumbre y del vino caliente con especias. Y también cuenta con una noria y otras atracciones repletas de luces de colores.

Lo cierto es que en Montreux se vive muy intensamente la navidad, y tras unas horas paseando entre aquel ambiente es inevitable que te contagies de la buena sintonía que desprende la gente. Por ejemplo, además de ser extremadamente amables y sonrientes (y nunca se me antojó que su sonrisa fuese forzada con pinzas de tender la ropa en los pómulos), los vendedores del mercado también están dispuestos a entablar una conversación contigo, si te apetece. Sin ir más lejos, en uno de los puestos, donde nos hicimos con una fondue de chocolate y caramelo, descubrimos que el vendedor era español, concretamente de Galicia. Al preguntarle qué hacía tan lejos de casa, nos respondió que divirtiéndose; y que por supuesto vivía muy bien allí, sobre todo en su casa, a pocos kilómetros de Montreux, en mitad de la montaña.

"A veces salgo a leer al porche y se me acerca algún alce, por ejemplo”, añadió con una sonrisa franca. El hombre era el típico hippie que seguramente habría vivido en muchos sitios diferentes; y al imaginarme la escena que nos narró, no pude evitar sentir un repentino prurito de envidia.

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Una ventaja que ofrece Montreux, al estar construido en la ladera de una montaña muy alta, es que, en estas fechas tan marcadas, la gente suele subir a la cima en un tren cremallera para esquiar o lanzarse por la pista de trineo de 2,3 kilómetros, en Les Avant. O para visitar la casa de Papá Noel, en Rochers de Naye, a 2.042 metros de altura; atalaya privilegiada desde la cual te garantizan una vista panorámica irrepetible del lago Lemán y de los Alpes saboyanos. O visitar un pueblo típico navideño llamado Caux al que, desde aquí, se puede llegar en un tren de vapor.

Cada año, demás, una parte de Montreux se dedica a un país diferente, y entonces todos los puestos navideños de esa zona se caracterizan en sintonía con el país seleccionado. Lo que también incluye la importación gastronómica local. Cuando yo fui el país escogido era Canadá. Este año toca Rusia.

Si seguís andando por el paseo marítimo, resiguiendo el lago Leman, entonces avistaréis un espectacular castillo medieval que brota del lago, como un espejismo de una belleza incomparable. Es el castillo de Chillon, y en su interior se celebra otro mercado navideño alternativo, del que os hablaré en la entrada Mi mercado navideño favorito: el espectacular castillo medieval de Chillon.

Sitio Oficial | Montreux Noël En Diario del Viajero | Los mejores mercados de Navidad de Europa

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