Notre-Dame de la Garde, la "Bonne Mère" de Marsella

Notre-Dame de la Garde, la "Bonne Mère" de Marsella
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Al aproximarnos a la ciudad francesa de Marsella dos cosas nos llaman la atención: su fabuloso puerto viejo y el perfil de Notre-Dame de la Garde sobre una colina, dominando la ciudad. Notre-Dame de la Garde es una basílica católica en Marsella, una de las imágenes más reconocibles de la ciudad y que guarda una grata sorpresa en su interior.

Situada a 162 metros de altura al sur del Vieux-Port, se accede a ella a través de pequeñas calles serpenteantes, por las que incluso los trenecillos turísticos de la ciudad discurren para acercarnos a ella.

Hace años también había un funicular que trepaba a la colina de la Garde, tenía que ser un buen modo de aproximarse a esta impresionante basílica, trepando sobre los tejados de la ciudad.

Su silueta de estilo neo-bizantino está coronada por una efigie dorada de 11 metros de la Virgen María sobre el campañario, una de las estampas más reconocidas de Marsella y visible desde muchos puntos de la ciudad. Antiguamente, los turistas y visitantes podían acceder a esta escultura, recubierta de pan de oro, a través de unas escaleras, hoy cerradas.

Basílica Marsella

La basílica es popular y cariñosamente conocida como la Bonne Mère ("la buena madre", en francés). El nombre "de la Garde" se viene aplicando desde tiempos antiguos a la colina donde hoy se encuentra la basílica y donde históricamente había un puesto de observación ("de la guardia").

En 1525 para proteger la entrada al puerto de los ejércitos del emperador Carlos V, junto al estratégico castillo de If, el rey Francisco I de Francia ordena la construcción de un fuerte en este lugar, debido a susvistas privilegiadas sobre la costa.

La actual iglesia, realizada por el arquitecto Henri-Jacques Espérandieu a partir 1853 por deseo de monseñor Eugène de Mazenod, se asienta sobre los cimientos de dicho fortín, aunque se trata de un lugar con tradición de culto por los pescadores marselleses desde hace siglos. De hecho, esta relación con la pesca y el mar confiere una huella muy característica al interior de la basílica.

Distintas capillas y el fortín dieron lugar a la consagración de la actual Notre-Dame de la Garde en 1864. Desde aquí obtenemos unas vistas impresionantes de Marsella, sus puertos, la catedral, el Ayuntamiento...

Se trata de una obra de estilo románico-bizantino recubierta de mármol y pórfido proveniente de Italia. Destaca por la monumental estatua de la Virgen con el niño Jesús en brazos que corona su campanario, una imagen de bronce, obra del escultor Eugène-Louis Lequesne, que fue recubierta de pan de oro en los talleres del orfebre parisino Christofle (recientemente se ha vuelto a recubrir debido al deterioro del oro).

Se instaló definitivamente en 1870 y ha sido restaurada en varias ocasiones, y desde allí la Virgen se supone que protege a todos los marselleses y visitantes, y a ella se consagran los miles de peregrinos cristianos que cada año la visitan.

Como decimos, la estatua se sitúa sobre el campanario: la “Grande Cloche” o “Gran Campana” fue construida por Gedeon Morel en Lion, pesa 8,234 toneladas y tan solo el badajo 387 kilos, mide 2'5 metros de alto y fue bautizada “Marie Josephine” en el año 1845 durante su bendición.

Vistas Marsella

En sus curiosas fachadas recorridas por franjas blancas y grises se pueden observar algunas huellas de la Segunda Guerra Mundial, ya que en la parte externa norte se observan disparos y marcas de ráfagas de esquirlas que nos trasladan a un ataque de 1944.

No es el único recuerdo de la Guerra que tendríamos en nuestra visita, pues al subir por el camino para llegar a la Basílica vimos un tanque, el “Jeanne d’Arc”, que fue averiado por los alemanes y se ha dejado en ese lugar como símbolo de la liberación.

Del interior de la basílica destacamos la presencia de exvotos de todo tipo, desde los dedicados por marineros agradecidos, a otros para pedir ayuda al equipo de fútbol local (el Olympique de Marsella) e incluso los restos colgados de un coche de bomberos que sobrevivió a un incendio forestal.

Hay una fuerte influencia marinera en la decoración de la basílica, con cuadros de barcos pesqueros, timones, salvavidas, maquetas de veleros, proas de barcos saliendo de sus pilares... aunque también sorprenden colgantes de avionetas. Todo en un entorno fabuloso recorrido por las franjas blancas y rosadas y con un frente brillante tras el altar.

Hace unos días, el 15 de agosto, se celebraron procesiones desde la basílica en honor de la festividad de la Asunción, como cada año en estas fechas estivales.

Si visitáis esta ciudad mediterránea, en cualquier época del año, no dejéis de asomaros a la basílica de Notre-Dame de la Garde o "la Bonne Mère" de Marsella y deleitaros con su interior marinero y las vistas desde la colina dominando la ciudad y la costa.

Fotos | Eva Paris en Diario del viajero Sitio Oficial | Notre-Dame de la Garde En Diario del viajero | Diario de a bordo: Marsella, Reflexiones de una crucerista a medianoche

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