Vigeland y mucho más: parques de esculturas que te sorprenderán en Oslo
El Parque Vigeland de Oslo es sin duda el más conocido de la ciudad mundialmente, con su poderoso bebé enrabietado y su imponente monolito dominando el entorno. No en vano, es una de las atracciones turísticas más visitadas en Noruega.
Pero en nuestra visita a Oslo no podemos perdernos otros parques de esculturas, que dicen mucho del desarrollo de la ciudad en las últimas décadas y que la ha configurado tal y como se presenta hoy a nuestros ojos: repleta de arte y de lugares para disfrutar al aire libre, sea la época del año que sea.
Parque Vigeland de Oslo
1 de enero. Mañana gélida pero soleada. El lago está helado y una fina capa de escarcha congelada recorre el suelo, la hierba, las esculturas de bronce. El Parque Vigeland nos recibe resplandeciente para recibir el año. Cada escultura nos atrae como un imán, no queremos despegarnos de ellas, al menos hasta haber captado sus gestos, su postura y toda la tensión de sus músculos.
Se trata de la obra de Gustav Vigeland (1869-1943) y el Vigelandsparken, también diseñado por él, acoge más de 200 esculturas de bronce, granito y hierro forjado. Se sitúa en el interior del Frognerparken, ubicado al oeste del centro de Oslo y ocupa cerca de 32 hectáreas.
Estamos ante esculturas de cuerpos realistas que nos hacen viajar por todas las edades, de la infancia a la vejez y más allá, transmitiéndonos fuertes sensaciones de recuerdo, de espejo, de precognición. Instantes congelados en el bronce de una melena que vuela al viento, de brazos que sostienen al bebé, del ceño fruncido de la rabieta, de la alegría del juego infantil, del abrazo amoroso, de la decrepitud venidera.
Me quedo con esas esculturas individuales, pero si algo destaca nada más entrar al parque, aunque lo veamos a lo lejos, es el gran monolito (“Monolitten”) que, como reloj de sol, va marcando con su sombra el paso del tiempo. Se trata de un bloque único de granito de 17 metros de altura que se alza sobre una plataforma octogonal escalonada y está esculpido con 121 figuras humanas desnudas y entrelazadas. Intenta separarlas con tu imaginación.
Parque de esculturas de Tjuvholmen
Si quieres tener un amplio abanico de encuadres fotogénicos en Oslo, acércate a Aker Brygge, el antiguo astillero. Es una zona moderna junto al puerto y el Radhuset (Ayuntamiento), bulliciosa, fascinante. En ella puedes hacer compras, tomarte algo disfrutando de un gran ambiente y de unas vistas excelentes al fiordo y a la Fortaleza medieval de Akershus o visitar uno de los mejores museos contemporáneos de Oslo.
Hablamos del Astrup Fearnley Museum of Modern Art. El edificio de arquitectura vanguardista alberga la colección Astrup Fearnley de arte moderno y contemporáneo, que se encuentra entre las más importantes del Norte de Europa.
El edificio del museo, con techo de cristal con forma de vela de barco (idóneo para su situación, junto al mar) fue construido en el año 2012, y es un diseño del arquitecto italiano Renzo Piano, conocido por obras como el Centro Georges Pompidou, el Parco de la Música y el edificio del New York Times.
Pero si tengo que escoger un lugar en el que sentarse al aire libre ese es el Parque de esculturas de Tjuvholmen junto al Museo Astrup Fearnley. El parque fue concebido por el mismo autor, Renzo Piano, e incluye esculturas de muy distinta forma y significado, de autores contemporáneos como Louise Bourgeois, Antony Gormley, Anish Kapoor, Ellsworth Kelly, Ugo Rondinone, Franz West, Peter Fischli & David Weiss...
Hay unas pocas esculturas pero de lo más originales, algunas tan coloridas que dan un toque de cuadro moderno al entorno y si exploramos en los alrededores del barrio iremos descubriendo más. El lugar solo puede ser más fotogénico si tenemos la suerte de contemplar de la puesta de sol desde aquí, con vistas al fiordo y sus islas, como tuve oportunidad de comprobar hace poco. Un atardecer de los que no se olvidan.
Parque Ekeberg de Oslo
Cambiamos de ambiente para trasladarnos a las afueras. En plena colina, envuelto por el bosque, el Parque Ekeberg es muy especial y diferente del resto. Nos podemos introducir en él y olvidar que estamos en Oslo, si no fuera porque los distintos miradores con las mejores vistas del fiordo y la ciudad nos llaman.
En este parque podemos hacer un picnic, comer en un buen restaurante, jugar como niños en los columpios, hacer deporte o asomarnos al punto que inspiró a Munch para pintar "El Grito". Y, por supuesto, no faltan esculturas, más de 30, de las más clásicas a las vanguardistas, con efectos ópticos, en movimiento... y otros montajes artísticos y audiovisuales que nos sorprenden en medio del bosque.
Entre ellas se encuentran obras de figuras universales del arte como Salvador Dalí, Auguste Rodin, Gustav Vigeland... pasando por artistas contemporáneos como Sarah Lucas, Marina Abramović, James Turrell...
Con todo esto y con otros lugares que presumen de esculturas, como la plaza Radhusplassen entre el Ayuntamiento y el puerto, o el famoso Tigre, situado delante de la Estación Central o la coqueta Bankplassen... nos queda la impresión de que Oslo es una ciudad repleta de arte al aire libre.
Ha sabido aprovechar a sus artistas más reconocidos y la renovación más vanguardista para tener esa fisonomía moderna, cosmopolita y cultural por sus cuatro costados. Da igual si recorremos el puerto, en casco urbano o la colina, en todos estos lugares nos va a sorprender con sus esculturas.
Fotos | Eva Paris
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