Artemisia y su grandeza feminista barroca inundan la National Gallery de Londres

Artemisia y su grandeza feminista barroca inundan la National Gallery de Londres
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Los cierres y confinamientos derivados de la pandemia afectaron al mundo entero y trastocaron los planes de todo el mundo. Tuvimos que esperar para todo, y una de esas cosas a las que se le echó la llave hasta la pasada semana fue a la exposición más esperada de todo 2020 en Londres. Pero al fin llegó su momento, y Artemisia y toda su grandeza barroca inunda la National Gallery.

Hace un par de años la National Gallery adquirió el extraordinario 'Autorretrato como Santa Catalina' pintado por Artemisia Gentileschi lo que supuso el punto de partida a la excepcional exposición que ahora se disfruta y que en cierto modo es un golpe de efecto para crear conciencia de la ausencia de mujeres en las grandes pinacotecas.

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El padre de Artemisia, el pintor toscano Orazio Gentileschi, fue uno de los grandes exponentes de la escuela de Caravaggio y de él aprendió a dominar el naturalismo. Artemisia fue una auténtica adelantada a su tiempo, pintando historia, violencia y, sobre todo, personajes femeninos como Lucrecia, Betsabé, Judith o Cleopatra. Mujeres fuertes y poderosas, así que hablamos de una explosión de feminismo en pleno siglo XVII. Una mujer pintando a mujeres, empoderándolas y haciéndolas protagonistas de grandiosos cuadros.

Juicio
© Archivio di Stato di Roma

Si hubo un hecho que marcó la vida de Artemisia fue la violación que sufrió con 18 años a manos de Agostino Tassi, un amigo de su padre y su maestro. La violó y prometió "salvar su reputación casándose", cosa que no hizo. El padre de ella denunció y del juicio se guarda amplia documentación. A la muestra de la National Gallery se unen algunos de los documentos, como esta transcripción, escrita parcialmente en latín pero con respuestas en Italiano, del juicio de la violación de Artemisia. Ella sostuvo su testimonio a pesar de ser torturada susando la "sibila", un sistema de cuerdas enrolladas entre los dedos y que se apretaban. Al mismo tiempo que el guarda de la prisión apretaba ella no paraba de decir: ‘È vero è vero è vero’ ('Es verdad, es verdad, es verdad'). Lo condenaron (poca pena) y el hecho marcó su vida y su obra.

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© Museo Nacional del Prado, Madrid

Artemisia se casó para restaurar su honor, pero eso no le impidió seguir pintando, reflejando en sus obras un feminismo desconocido hasta ahora, rompiendo con los cánones establecidos de belleza de la mujer, siendo fuerte y haciendo su antojo el resto de su vida. Se fue a Nápoles, a Florencia, a Londres y sus obras, repartidas por todo el mundo son el ejemplo de cómo se hizo un hueco en un mundo hecho por y para hombres, y con sus obras como declaraciones de intenciones de lo que es un feminismo poderoso.

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© The National Gallery, London

La National Gallery ha reunido una treintena de sus obras, muchas de coleccionistas privados y poco conocidas, como 'Susana y los viejos', 'Judith y su sirvienta' y las dos versiones que hizo de 'Judith decapitando a Holofernes'. En la primera (a la derecha en la imagen), poco después de su juicio, es como si volcara toda su rabia en el rey, decapitándolo con saña, y el que observa el cuadro puede casi notar la sangre saltando. La segunda (a la izquierda), pasado algún tiempo, es más serena, pero igual de brutal en su frialdad y pone la carne de gallina. En 'Lucrecia' ofrece una versión de la noble romana, que decidió acabar con su vida al sentirse deshonrada. Su moribunda Cleopatra no gustó a aquellos que la recordaban a través de Tiziano.

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© Colección Privada / Foto Giorgio Benni

¿Cuál es el problema? Pues que no hace falta explicar que el Covid-19 ha decidido por nosotros y por la National Gallery, y si Artemisia tenía que tomar al asalto la pinacoteca en abril, lo ha hecho ahora y estará en exhibición hasta enero de 2021. Citas previas, aforos reducidos, pero ahí está, triunfando. Si tenéis la oportunidad de ir a Londres, no lo dudéis. Merece sus honores y al igual que hizo en en siglo XVII abre el camino a otras muchas artistas para que pasen a tener una visibilidad que históricamente se les ha negado. Terminamos con un dato: la National Gallery tiene unos 23000 artistas expuestos, pero de esa cifra únicamente 23 son mujeres. Veintitrés, entre las que reluce Artemisa Gentileschi.

Imagen de portada | Colección privada, cortesía del dueño

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