Recorriendo uno de los vértices de Italia, la provincia de Lecce, es recomendable acercarse hasta Otranto. Fue una de las primeras colonias griegas en Italia. Su puerto fue punto de salida y de llegada de los Caballeros y tropas que se lanzaron a las Cruzadas.
Encontramos aquí el cabo de Otranto o Punta Palascia, el punto más oriental del territorio italiano y que, además de albergar un faro, está considerado como el límite divisorio entre los mares Adriático y Jónico.
A finales del siglo XIV, la ciudad fue destruida por los turcos durante una guerra que les enfrentara con los venecianos de entonces. Como resultado de esas batalla y de la malaria, la población se vio sensiblemente reducida y la ciudad perdió protagonismo.
El casco antiguo de Otranto nos lleva a calles bordeadas de casas pintadas de colores entre las construcciones militares de antaño, fortificaciones que se asoman al puerto. También se visita el castillo construido por los aragoneses en el siglo XV, en una posición que domina la entrada del puerto. Un lugar donde perderse caminando entre calles de adoquines y elegir entre los productos tradicionales de la zona para llevarnos a casa, entre ellos la hermosa terracota de Lecce.
Foto | Hydruntum En Diario del Viajero | El Festival de la Tarántula en Salento