El mejor monumento español de 2023 es de Gaudí y no está en Barcelona, pero comparte un pasado turbio con la Ciudad Condal

El mejor monumento español de 2023 es de Gaudí y no está en Barcelona, pero comparte un pasado turbio con la Ciudad Condal
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Resulta curioso que el Park Güell en Barcelona sea la atracción turística española que más decepciona y, a la vez, otra obra de Gaudí se acabe de coronar como el Mejor Monumento de 2023, aunque esta no se encuentra en la Ciudad Condal.

El reconocimiento viene de los Remarkable Venue Awards, destacando los siete atractivos culturales de España que han recibido las mejores críticas en su plataforma durante el último año.

La lista incluye algunos ganadores sorpresa como el Mejor Museo para el IDEAL Centro de Artes Digitales o el Recinto más Innovador para PortAventura. Y, entre ellos, el monumento que se ha llevado más reseñas positivas ha sido El Capricho de Gaudí, en Comillas (Cantabria).

Un edificio fascinante que ha quedado finalista también a nivel internacional, y del que hay mucho que contar.

Comillas y Barcelona, unidas por un pasado indiano

Existen pocas construcciones de Gaudí fuera de Cataluña, por lo que es normal preguntarse qué le llevo hasta Comillas. La respuesta está en el pasado indiano del municipio, que comparte con Barcelona.

Se conoce como indianos a aquellos españoles que a finales del siglo XIX emigraron a América para hacer negocios y después regresaron a nuestro país con mucho dinero. Algunos incluso con grandes fortunas que todavía hoy disfrutan sus herederos.

Uno de los más destacados fue Joan Güell, el padre de Eusebi Güell, quien se convirtió en el principal mecenas de Gaudí. Su apellido ha quedado grabado para el recuerdo en el Park Güell, la Colonia Güell y el Palau Güell.

Antonio Lopez Lopez
Antonio López y López, Marqués de Comillas - Wikimedia

El empresario, banquero y marqués Antonio López y López, procedente de Comillas, cumplió un papel similar, pero con una revisión posterior diferente. De momento, solo se le atribuyen a él ciertas actividades esclavistas, que llevaron al Ayuntamiento de Barcelona a retirar en 2018 la estatua en su honor que había en la ciudad.

En cambio, no se ha realizado ningún acto equivalente contra la escultura de Joan Güell o las obras de otras familias catalanas, que se enriquecieron de forma parecida. Ni siquiera considerando que en 1871 Eusebio Güell se casó con la hija mayor del marqués de Comillas, Luisa Isabel López Brú, uniendo las dos familias. Si se les aplicaran a los indianos en Cataluña los mismos criterios de evaluación que al marqués, hay quien sugiere que quizá habría que eliminar medio barrio del Eixample.

Antonio López y López fue, y todavía es, un personaje muy controvertido. Odiado por unos y amado por otros, que creen que se le acusa sin suficientes fundamentos, a pesar de que se han publicado pruebas de que comerció con esclavos.

No obstante, más allá de esa parte vergonzosa de su historia, son muchos los que agradecen su contribución a la cultura, el arte y la economía, especialmente en Barcelona, la ciudad donde residió gran parte de su vida, y en Comillas, su villa natal.

El capricho de Gaudí: un encuentro modernista

El Capricho Gaudi
Wikimedia

Lo que es indiscutible, porque lo podemos ver y tocar, es el legado modernista que quedó repartido por toda España, impulsado por las inversiones de los indianos.

En Comillas existe una ruta con diferentes muestras de este estilo arquitectónico, entre las que destaca El capricho. Es la tercera obra en la que Gaudí trabajó para esta localidad, ya que antes diseñó los bancos de la capilla-panteón de Sobrellano, y los kioscos chinescos de los jardines de la Casa Ocejo, que hoy ya no existen.

Después de recibir estos dos encargos de Eusebi Güell, quien para entonces ya estaba casado con la hija del marqués, Gaudí atrajo la atención de otro indiano, Máximo Díaz de Quijano, concuñado de Antonio López y López. Fue Díaz de Quijano quien contrató al célebre arquitecto catalán para diseñar su residencia de verano. Así, bajo la dirección de Cristóbal Cascante Colom (también procedente de Cataluña), se construyó El Capricho de Gaudí entre 1883 y 1885.

Esta casa, también conocida como Villa Quijano, fue concebida por el autor de la Sagrada Familia como el hogar ideal, en cuanto al uso de los espacios y su integración con el entorno. Además, junto con la casa Vicens de Barcelona, es una de sus obras más antiguas.

El Capricho Comillas
Tuscasasrurales - Flickr

Se trata de un proyecto de juventud, y eso se refleja en la utilización del azulejo cerámico, y los elementos de inspiración mudéjar y nazarí. El edificio alterna franjas de ladrillo y frisos de cerámica con motivos vegetales, creando una armoniosa composición coronada por la torre lateral. Tampoco faltan unas columnas robustas en la entrada y los típicos balcones de hierro.

Una auténtica belleza modernista que, tras pasar por diferentes manos y periodos en los que incluso llegó a estar abandonada, en 1960 fue declarada Bien de Interés Cultural y recuperó todo su esplendor en 1988 con su rehabilitación.

Interior El Capricho
Tuscasasrurales - Flickr

Del 1989 al 2009 la villa funcionó como restaurante, un rol que los dueños actuales consideraron poco respetuoso con su valor patrimonial. Así que desde el año 2010, El Capricho de Gaudí sirve como una casa-museo visitable todo el año, que nos permite explorar en profundidad la riqueza de su diseño y detalles decorativos.

Además, también es un centro de investigación y conservación, que se sostiene, principalmente, gracias a la aportación económica de sus visitantes. Los mismos que han considerado que entre todos los monumentos de España, este es el más sorprendente, bello y disfrutable.

Puede que su pasado, vinculado a la figura de Antonio López y López, sea algo oscuro, pero su futuro se presenta muy luminoso.

Portada | Trevor Huxham

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