El Elogio de Horizonte en Gijón

El Elogio de Horizonte en Gijón
1 comentario
HOY SE HABLA DE

Los antiguos pobladores lo hubieran visto como un colosal tributo a los dioses del mar y del cielo. Una de las visitas más espectaculares junto al Cantábrico es sin duda el Elogio del Horizonte en Gijón, una impresionante escultura con nombre propio (y apodos) que pone la guinda al enclave más septentrional de la ciudad.

No podía irme de Gijón sin conocer este monumento personalmente, así que tocó madrugar y transitar por las calles casi dormidas de la ciudad un domingo por la mañana. Una de las sensaciones más bonitas que tengo es haber paseado sobre la hierba mojándome los pies subiendo el Cerro de Santa Catalina, La Atalaya, en un amanecer nublado, fresco, con el silencio ahora solo roto por el sonido del mar.

Las vistas son impresionantes hacia ese mar, atrás dejo el barrio histórico de Cimadevilla y por fin asoma ese gran Elogio de hormigón, elogio que verdaderamente se merece el lugar y sus vistas. Eso debió de pensar Eduardo Chillida cuando inició su trabajo en 1989. Un año después se colocó la gran escultura en Gijón.

La figura está hecha de hormigón, mide 10 metros de altura y un tiene un volumen de 200 metros cúbicos. Su peso es de 500 toneladas. Este tamaño y su peculiar forma (dos pilares que actúan como soportes de una elipse abierta) han dado lugar a una serie de apelativos humorísticos, no sé si más graciosos o más despectivos (imagino que según quien los pronuncie), para referirse a ella, especialmente "el lavabu de King Kong".

Al margen de fotografiar esta escultura, tocarla, rodearla para apreciarla desde varias perspectivas, hay algo que no podemos dejar de hacer. Situándonos bajo el Elogio del Horizonte, podremos percibir un efecto sonoro que hace que el romper de las olas llegue hasta nosotros, como si el sonido trepara por el acantilado sigilosamente hasta colarse en el monumento y allí reverberar sordamente.

Los más atrevidos se asomarán a ese acantilado sin protección, y todos disfrutaremos de las vistas hacia el mar desde este punto privilegiado. A un lado la Playa de San Lorenzo, al otro la de Poniente, a nuestra espalda Cimadevilla, la parte más antigua de la ciudad y al frente ese horizonte digno de elogio.

El monumento simboliza la unión de la tierra y el cielo, que es la visión que percibimos si miramos al horizonte a través de él. Y, por otra parte, la obra sirve al espectador para tomar conciencia de la escala humana frente a la del cosmos, y si no probad a abrazarla: es inabarcable, parece que no tiene fin.

En definitiva, el Elogio del Horizonte en Gijón es una visita obligada para impregnarnos de aire y mar en una ciudad tan vinculada a estos elementos. No olvidéis disfrutar de las vistas a la bajada, mientras en nuestra mente los ecos del sonido del mar bajo la escultura nos obligan a ir mirando atrás.

Más información | Gijón Info En Diario del viajero | Gijon Card, tarjeta de descuentos y beneficios, Villa Veranes, ruinas romanas en Gijón

Temas
Comentarios cerrados
Inicio