Lo llaman “el lugar más mágico de España” y sus casi 32.000 reseñas en Google así lo confirman

La ruta completa se realiza en unas dos horas y media, serpenteando entre saltos de agua, túneles naturales y miradores

Monasterio Piedra
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Liliana Guerra

La geografía española es tan diversa que, a veces, basta con recorrer unas horas de carretera para descubrir parajes que parecen sacados de otro continente. Bosques húmedos que evocan la selva tropical, cascadas que recuerdan a las del sudeste asiático y cañones que podrían pertenecer a una película de aventuras. En el corazón de Aragón, uno de esos lugares de apariencia casi irreal se abre paso entre el silencio de la piedra caliza y el murmullo constante del agua. Un rincón donde la naturaleza y la historia se entrelazan para crear un espectáculo difícil de olvidar.

Ese lugar es el Monasterio de Piedra, en la comarca zaragozana de Calatayud, un enclave donde el rumor del río Piedra se convierte en banda sonora de una experiencia sensorial completa. Un monumento cuya historia se remonta al siglo XII, cuando un grupo de monjes cistercienses procedentes de Poblet decidió establecer aquí un nuevo monasterio. 

Sin duda, lo más insólito de es el emplazamiento que eligieron: un paraje abrupto, de vegetación frondosa y aguas cristalinas, al que poco a poco fueron domando. Sobre aquellos terrenos agrestes levantaron el templo gótico y las dependencias monásticas, piedra a piedra, siguiendo el ideal de austeridad y recogimiento propio del Císter. Sin saberlo, estaban dando origen no solo a un lugar de oración, sino también a uno de los jardines paisajísticos más sorprendentes de Europa.

Monasterio de Piedra de Zaragoza: historia del abandono y resurgimiento de un paraíso natural

Cascada Trinidad Cascada Trinidad | Monasterio de Piedra

Tras siglos de esplendor, el monasterio fue abandonado en 1835 debido a la desamortización de Mendizábal. Cinco años después, fue adquirido por un particular, quien, cautivado por la belleza del entorno, emprendió su reconversión en un establecimiento turístico pionero en España. A partir de entonces, el recinto inició una nueva etapa en donde la naturaleza se convirtió en la protagonista. 

En el siglo XIX, sus propietarios canalizaron las aguas del río para crear un parque-jardín de ensueño, salpicado de cascadas, grutas y lagos. Entre ellas destacan la espectacular Cola de Caballo, una caída de más de 50 metros que se puede admirar desde el interior de una cueva; la Cascada de los Fresnos, que se precipita entre paredes cubiertas de musgo; o el Lago del Espejo, cuyas aguas quietas reflejan el bosque como un espejo perfecto.

Recorrer este paraje en otoño es una experiencia casi mística. Las temperaturas suaves invitan a caminar sin prisa, mientras el bosque se viste con una paleta de tonos ocres, dorados y rojizos que parecen una pintura renacentista. La ruta completa se realiza en unas dos horas y media, serpenteando entre saltos de agua, túneles naturales y miradores. 

Monasterio Monasterio de Piedra

Además del paseo por el parque natural, se puede visitar el antiguo monasterio cisterciense, hoy restaurado, que alberga un pequeño museo con piezas medievales, una hospedería convertida en hotel y restaurante, y un interesante Museo del Chocolate, que rinde homenaje a los monjes que, en el siglo XVI, introdujeron aquí el primer chocolate sólido de España. El complejo fue declarado Monumento Nacional el 16 de febrero de 1983, un reconocimiento que consagró oficialmente su valor histórico y artístico.

A lo largo de los años, este enclave ha inspirado a pintores, poetas y cineastas, seducidos por su atmósfera romántica y su paisaje de cuento. No sorprende que casi 32.000 reseñas en Google lo describan como “mágico”, “inolvidable” o "único": quien lo visita, suele marcharse con la sensación de haber descubierto un rincón del mundo donde el tiempo se detiene y la naturaleza recobra su papel protagonista.

Imágenes | Monasterio de Piedra

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