Dos razones para no visitar Venecia este 2023

Dos razones para no visitar Venecia este 2023
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Venecia es, desde hace bastantes años, un ejemplo vivo de lo que se nos puede venir encima en algunas ciudades de España. Morir de turismo (o de éxito), y que dejen de ser habitables para sus residentes.

Aunque si en Cádiz, Barcelona, Málaga o Sevilla nos limitamos, de momento, a problemas con el precio de la vivienda, la suciedad, y molestias vecinales, en Venecia tienen todo eso multiplicado por cien, y varios inconvenientes más para sumar a la lista.

La organización ciudadana Venessia.com denuncia que, de 200.000 habitantes que tenían en 1950, en la actualidad quedan menos de 50.000. Entre los motivos que les han invitado a marcharse, hay dos que también afectan a los viajeros. Mis dos razones para no visitar Venecia este 2023.

1. La masificación turística sobrepasa todos los límites

Si tenemos en cuenta las cifras, ya hay suficiente justificación para buscar otro sitio. La Ciudad de los Canales recibe casi 30 millones de turistas al año, unos 80.000 al día, lo que se traduce en deterioro del patrimonio histórico, servicios colapsados, huida de los locales, colas y aglomeraciones por todas partes, y precios astronómicos.

¿Te estás imaginando un romántico paseo en góndola? Pues lo que te vas a encontrar será muy diferente. Solo hace falta ver las imágenes con las canoas navegando por los canales como si fueran los autos de choque:

Venecia tiene el honor de ser el lugar donde he comido el peor plato de pasta de toda mi vida, y de eso hace unos 20 años. Podría ser mala suerte, sin embargo, los engaños a los turistas están a la orden del día, como el timo de las porciones de pizza o el del café con leche a 18,40 €. Por supuesto que también hay sitios honestos, buenísimos, y con vendedores muy amables y atentos, pero cuando un destino está tan repleto de turistas, no es nada fácil encontrarlos.

Va tantísima gente a Venecia que muy pronto habrá que reservar entrada y pagar para poder hacer visitas de solo un día, como si fuera un parque de atracciones flotante. Solo las personas que se queden a dormir se ahorrarán esta tarifa, de entre 3 y 10 euros, que empezará a cobrarse a partir de abril de 2024. No obstante, no se librarán de pagar el impuesto ya vigente por pernoctaciones, de unos 5 euros por persona y noche.

El tiempo dirá si estas cantidades son disuasorias, y logran rebajar el número de visitantes, o se quedan en meramente recaudatorias.

2. Venecia ya no puede más

Ni sus habitantes, ni la ciudad. Sería injusto culpar al turismo de las constantes inundaciones, la reciente sequía, o el agua fluorescente, porque son fenómenos que sucederían igualmente sin su presencia. Pero está claro que el ecosistema de la laguna es muy frágil y, aunque en 2021 se prohibieron los cruceros de más de 25.000 toneladas en el canal de la Giudecca, el trasiego de barcos y viajeros, es mucho más de lo que puede soportar.

La basura que dejan en el agua y en las calles los miles de paseantes diarios tampoco ayuda:

Por otra parte, MOSE, el sistema de diques móviles para proteger Venecia de las mareas altas y sus correspondientes inundaciones, está destruyendo las marismas que mantienen viva la laguna.

La ciudad se hunde. En 30 años la superficie se ha sumergido 13 cm, y los muros enormes que en teoría iban a protegerla, pueden acabar convirtiendo sus idílicos canales en unas cloacas apestosas, infectadas de algas tóxicas. A no ser que ocurra un milagro y encuentren el equilibrio perfecto entre abrir y cerrar compuertas.

No va a ser nada fácil salvar Venecia, y si al final lo consiguen, ¿para quién la salvarán? ¿Quedará algún veneciano viviendo allí? En 2018, el historiador Gherardo Ortalli ya decía que no: “Es demasiado tarde. Nínive está acabada. Babilonia está acabada. Venecia permanecerá. Esto es, las piedras permanecerán. Las personas no”.

Aun así, ilusa de mí, me gusta pensar que todavía se puede hacer algo para que Venecia siga siendo preciosa durante muchos años, y a la vez, vuelva a llenarse de comercio corriente, innovación y vida cotidiana, para que cuando la visitemos, no nos encontremos con un cascarón vacío

Por eso, quizá no es tan mala idea que, al menos unos cuantos, este año, y quién sabe si durante una temporadita más larga, le demos un respiro. Tenemos muchas otras alternativas en Italia, en situaciones menos delicadas. Y viajeros no le van a faltar.

Portada | Marialaura Gionfriddo - Unsplash

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