A solo un paso de España: este lago con playas naturales en los Pirineos franceses parece sacado de los Alpes suizos

Lac Des Bouillouses
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Liliana Guerra

Cuando el termómetro roza los 40 grados y las ciudades se convierten en auténticos hornos, el norte de Francia se revela como una gran opción para refugiarse. Sus altitudes suaves, sus bosques infinitos y su rica gastronomía lo convierten en una alternativa ideal para quienes buscan escapar del calor sin necesidad de coger un avión. Y entre sus joyas más secretas, hay un rincón escondido en el corazón de los Pirineos orientales que parece sacado directamente de una postal alpina.

Hablamos del Lac des Bouillouses, un lago de alta montaña situado a más de 2.000 metros de altitud, en la región de Occitania, muy cerca de la frontera con España y de los Pirineos Catalanes. Rodeado de cumbres que rozan los 3.000 metros como el Carlit, este espejo de agua glaciar impresiona por su color turquesa, su aire puro y la serenidad que se respira a cada paso.

Y aunque podría confundirse con un rincón remoto de Suiza, lo cierto es que se encuentra a apenas tres horas de Barcelona, y su acceso no requiere más que unas ganas inmensas de naturaleza y un buen calzado de montaña.

Un entorno para escapar del calor y disfrutar de la naturaleza

Lac Des Bouillouses

El Lac des Bouillouses fue construido a principios del siglo XX para regular el caudal del Tet y, mediante una central hidroeléctrica construida a tal efecto, producir la electricidad que necesita el tren amarillo para su funcionamiento. Hoy, su entorno está protegido por una reserva natural que vela por la conservación de su ecosistema único, donde conviven pinos negros, abetos, marmotas, truchas salvajes y una rica variedad de flora alpina que florece entre julio y agosto.

Lo mejor es que este lago no solo es un lugar de contemplación, sino también de acción. Hay más de 20 rutas de senderismo señalizadas que parten desde la presa del Bouillouses, incluyendo la famosa ascensión al Pic Carlit, que con sus 2.921 metros ofrece vistas espectaculares sobre el rosario de lagos que salpican la región. Para quienes buscan una experiencia más tranquila, es posible bordear el lago principal a pie o en bicicleta, o incluso practicar pesca con licencia. Y sí: en verano, algunas de sus pequeñas playas naturales invitan a remojarse (aunque hay que estar preparado para sentir el agua realmente fría).

Para llegar hasta allí, durante los meses estivales el acceso en coche está regulado para proteger el medioambiente. Se puede dejar el vehículo en el aparcamiento de Pla de Barrès y tomar uno de los autobuses lanzadera que suben regularmente hasta el lago, aunque también es posible llegar caminando o en bicicleta por pistas forestales que atraviesan sus espectaculares bosques.

El Tren Amarillo, un símbolo de la región

También llamado "Le Canari" por su color, el Tren Amarillo une Vilafranca-de-Conflent (Estación "Villefranche-Vernet-les-Bains") con Torre de Querol (Estación "Latour-de-Carol-Enveitg") en un recorrido de 63 km y sube 1.200 metros hasta la estación de Bolquère, la más alta de Francia con 1.593 metros.

Este tiene una pendiente del 6% en su primera mitad, comprende 19 túneles y dos viaductos considerados monumentos históricos, el puente Séjourné y el Gisclard, el único puente suspendido ferroviario todavía en servicio en Francia. Aunque en los años setenta hubo un intento de cierre, una gran movilización ciudadana obligó a las autoridades a mantenerla y actualizarla. Hoy es símbolo de la región de los Pirineos Orientales y, además de servir como medio de transporte a los locales, es una gran atracción turística de la región.

Imágenes | Tourisme Pyrenees Orientales

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