Debo confesar que, para mí, visitar un mercadillo tiene un encanto muy especial. Podría pasar horas curioseando entre antigüedades, vajillas desparejadas, marcos con fotografías de otros siglos y muebles que piden a gritos una segunda oportunidad. Y si además estoy de vacaciones, lejos del reloj y las prisas, el placer se multiplica: recorrerlo se transforma en el plan perfecto para conectar con la esencia más auténtica del lugar que estoy explorando.
Precisamente uno que tengo muy cerca está en el corazón del interior de la Marina Alta, en el pintoresco valle de Xaló. Allí cada sábado por la mañana se celebra uno de los mercadillos de antigüedades más conocidos y entrañables de toda la provincia de Alicante. El Mercadillo de Xaló, que ha ganado fama entre locales, coleccionistas y turistas por igual.
Uno de sus mayores atractivos es su ubicación a lo largo del paseo fluvial que bordea el río Gorgos, que le aporta un aire fresco y relajado incluso en pleno verano. Caminar entre los más de 250 puestos con el sonido del agua al fondo y la sombra ocasional de los árboles convierte la experiencia en algo muy diferente a la de otros rastros como el de Madrid. Es ese contacto con la naturaleza, combinado con la emoción de la búsqueda, lo que lo convierte en un plan tan especial y recomendable para quienes están explorando el interior de Alicante.
Una mañana entre tesoros olvidados y productos de la región
@lamarinaalta Rastro de Xaló 👀 Ho has visitat? 🛍️ 👉🏽 Els dissabtes 📅 9 a 14h 📍Passeig de l'Alameda #Xaló #Jalón #Mercadillo #Rastro #Antigüedades #Vintage #SegundaMano #LaMarinaAlta #Alicante ♬ AQYNE - Aitana & Danna Paola
Su origen se remonta a principios de los años 90, cuando un pequeño grupo de anticuarios empezó a reunirse en la zona para intercambiar objetos, curiosidades y tesoros olvidados, iniciativa que fue apoyada por el entonces alcalde Jaume Terentí. Desde entonces, el mercadillo ha crecido en tamaño y popularidad, sin perder ese aire acogedor y rural que lo hace único.
Aquí se puede encontrar de todo: desde muebles antiguos de estilo rústico o provenzal, hasta cerámicas tradicionales, libros descatalogados, relojes, juguetes de hojalata, cámaras fotográficas, vinilos, herramientas antiguas, ropa vintage e incluso artículos de coleccionismo muy específicos. También hay puestos de artesanía, productos locales como miel, embutidos, vino y aceite, además de panaderías que ofrecen cocas dulces y saladas recién horneadas. Todo esto, envuelto en una atmósfera de pueblo que invita a pasear sin prisa, conversar con los vendedores y dejarse sorprender.
El mercadillo tiene lugar todos los sábados por la mañana, normalmente desde las 9:00 hasta las 14:00, aunque lo ideal es llegar temprano para evitar el calor y encontrar las mejores piezas antes que nadie. Durante el verano, la afluencia aumenta considerablemente, por lo que conviene madrugar un poco más y, si es posible, aparcar en las zonas habilitadas en la entrada del pueblo para evitar atascos. Llevar calzado cómodo, protección solar y algo de efectivo es muy recomendable, ya que aunque algunos puestos aceptan pago con tarjeta, muchos aún prefieren la forma tradicional.
Además, una vez terminada la visita, vale la pena quedarse a comer en alguna de las bodegas o restaurantes del pueblo, conocidos por su cocina casera y sus vinos de producción local. Las vistas a los viñedos y el ambiente tranquilo de Xaló son el broche de oro para un día perfecto de vacaciones.
Imagen | Turismo Vall de Pop
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