Cuando el verano aprieta y el termómetro se dispara, cada vez más viajeros buscamos en el norte de España un refugio de aire fresco, paisajes verdes y una tranquilidad que nos aleje del bullicio urbano y de las playas masificadas. Rincones donde el tiempo vaya más despacio y en donde la conexión con la naturaleza se convierta en el objetivo del viaje. Precisamente en uno de esos lugares privilegiados se esconde una joya inesperada y mucho más accesible de lo que podemos imaginar.
En este caso, el protagonista es uno de los secretos mejor guardados de la red de Paradores, emblema del turismo nacional. Situado en pleno corazón de la montaña palentina, el Parador de Cervera de Pisuerga, que además ostenta el título de ser el más barato de toda la red nacional, sorprende por su enclave, su autenticidad y sus vistas espectaculares. Un lugar que, sin necesidad de lujos, conquista con lo esencial: paisaje, calma y el valor de lo bien hecho.
Pernoctar aquí es mucho más que alojarse en un hotel; es sumergirse en siglos de cultura, arquitectura y tradición con todas las comodidades del presente, perfecto para desconectar durante algunos días y hacer ese reset que necesitamos en esta época del año.
Parador de Cervera de Pisuerga, un hotel perfecto para conectar con la naturaleza

Su ubicación es, sencillamente, insuperable: está enclavado dentro del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre‑Montaña Palentina, rodeado de hayedos, robledales y picos que rozan los 2.500 metros y que son además el refugio habitual del oso pardo. Desde su terraza y muchas de sus habitaciones se divisa el embalse de Ruesga, cuyas aguas tranquilas reflejan el cielo del norte como un espejo.
Este edificio, de estilo montañés, fue inaugurado en 1975 como parte del impulso estatal a la creación de infraestructuras turísticas que fomentaran el desarrollo de las zonas rurales. Se construyó con piedra y madera de la zona, integrándose perfectamente en el entorno. Aunque no ocupa un castillo medieval ni un monasterio como otros paradores históricos, tiene el encanto de lo auténtico y lo natural gracias a un interior cálido, con techos altos, chimeneas y grandes ventanales que enmarcan las montañas como si fuesen cuadros.

Cervera de Pisuerga, el pueblo más cercano, está a solo 2 kilómetros. Un núcleo tradicional donde aún se puede ver a pastores con sus ovejas, comprar queso fresco de cabra y escuchar leyendas contadas por ancianos en la plaza.
Además se disfrutar de sus encantadoras instalaciones, su ubicación ofrece otros planes divertidos: desde aquí se pueden hacer excursiones al nacimiento del río Pisuerga (sí, ese que da nombre al famoso dicho), al impresionante monasterio rupestre de San Vicente o al parque de aventuras El Robledal del Oso, una visita obligada si viajas con niños.
Además, destaca por ser el más barato de toda la red Paradores de España. Durante el verano de este año se pueden encontrar habitaciones por unos 105 € por noche para dos personas, e incluso gracias a promociones puntuales han llegado a bajar hasta 87 € la noche o, en ofertas muy limitadas, a 38 € por persona. A pesar del bajo coste, el nivel de servicio, la ubicación y el encanto del entorno hacen que la experiencia supere con creces lo que el precio sugiere.
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