La estupa de Borobudur, en la isla de Java, Indonesia, es el monumento budista más grande del mundo.
Proyectada y erigida por los soberanos de la dinastía Sailendra, grandes practicantes del budismo Mahāyāna, su construcción duró casi 80 años, dando como resultado una mole de piedra maciza de unos 123 metros cuadrados de base, repartidos en seis terrazas cuadradas y tres circulares, cuyo punto más elevado alcanza los 42 metros de altura.
La historia de Borobudur está envuelta en el mayor de los misterios. Sabemos que fue abandonado en fecha indeterminada por causas desconocidas, aunque las hipótesis que se barajan son, como casi siempre, muy amplias. Hay quien dice que el abandono se debió a una hambruna que azotó la isla a comienzos del siglo XI, obligando a sus habitantes a emigrar a otras zonas del país; otros, por el contrario, lo explican con la llegada del Islam a la isla en el siglo XV, que tuvo como consecuencia el abandono de la fe budista.
Aunque parezca increíble, la enorme estupa de Borobudur permaneció sepultada durante siglos bajo las cenizas de una erupción volcánica y la frondosa vegetación de la selva. No obstante, y al igual que ocurriera con Machu Picchu, el monumento nunca se olvidó: los habitantes de la zona sabían de su existencia y de hecho eran muchas las leyendas que circulaban en torno a Borobudur, calificándolo de lugar maldito.
No sería hasta el siglo XIX cuando, bajo la administración del Imperio Británico, un gobernador inglés aficionado a las antigüedades fue alertado de la existencia de la estupa, lo que llevaría a su “descubrimiento” poco después.
Tras arduas labores de restauración llevadas a cabo por la Unesco entre los años 70 y 80, Borobudur fue nombrado Patrimonio de la Humandidad en 1991. Actualmente es un importante centro de peregrinación budista y uno de los lugares más impresionantes que existen en el mundo.
Borobudur se encuentra a 40 kilómetros de Yogyakarta y es fácilmente accesible en transporte público, aunque también son muchas las agencias que ofrecen excursiones organizadas a la estupa. En mi opinión, hacerlo por libre es siempre mejor y más barato, ya que el autobús local cuesta apenas unos céntimos y el precio del ticket es de tan sólo 15 dólares.
Imagen | Trey Ratcliff En Diario del Viajero | Indonesia: Naturaleza salvaje en la isla de Sumatra, Indonesia: Volcanes en el Parque Nacional de Bromo Tengger Semeru