Cuando el verano aprieta y las olas de calor parecen no dar tregua, España aún guarda pequeños oasis donde el tiempo transcurre a otro ritmo y el termómetro parece haberse detenido en otra estación.
Estos rincones bendecidos por microclimas se deben, en gran medida, a la altitud, la orientación de sus valles, la influencia de masas forestales o incluso a los vientos que atraviesan sin obstáculos...