Adaptarse a las nuevas formas de viajar y poner orden. Estas parecen ser las claves para conseguir una sana convivencia entre los modelos tradicionales del turismo de toda la vida, y las opciones que han surgido en los últimos tiempos englobadas en lo que se ha dado en llamar "turismo colaborativo".
Mientras por estas tierras se discuten los diversos modelos de turismo colaborativo, como Uber, Airbnb y demás, en el resto del mundo han puesto manos a la obra y se legisla al respecto para dar un marco de convivencia y legalidad a todas las propuestas.
Hace pocos días comentábamos el caso de la ciudad de Nueva York, donde ya hay mas vehículos Uber que taxis tradicionales. Muchos de nosotros somos asiduos usuarios de fórmulas como las de BlaBlaCar o Amovens, por ejemplo. Otros muchos se han apuntado a sistemas de intercambio de casas, o son devotos del couchsurfing.
Para ponerse a tono con los tiempos, el Parlamento británico ha aprobado una ley por la cual los residentes de Londres podrán compartir sus hogares con huéspedes de todo el mundo, como cualquier residente del resto del Reino Unido, hasta un máximo de 90 días al año, sin la necesidad de solicitar un permiso a las autoridades locales.
Esta nueva ley posiciona al Reino Unido como líder en consumo colaborativo e incorpora a Londres a la creciente lista de ciudades en todo el mundo que están poniendo en práctica leyes que permiten compartir casa, como París o Ámsterdam.
Es interesante leer la opinión de Brandon Lewis, Ministro de Vivienda de Reino Unido:
“Eran leyes impracticables y obsoletas que datan de los días analógicos de la década de 1970. Anteriormente, los propietarios de Londres que buscasen ganar algo de dinero adicional y alquilar sus hogares solo se enfrentaban a burocracia y papeleo. Así que me alegro de que hayamos sido capaces de actualizar las leyes y adaptarnos a la era digital del siglo 21. Cualquiera que desee alquilar su casa de Londres por un corto período de tiempo, ahora puede hacerlo sin tener que pagar por un permiso local".
La pasada semana el gobierno británico aprobó una serie de medidas para apoyar la economía colaborativa, entre las que podemos citar:
- "Facilitar que los anfitriones-arrendadores puedan obtener el permiso de los propietarios para compartir casa actualizando el modelo oficial de arrendamiento, de modo que permita compartir casa por defecto"
- "Animar a los funcionarios a usar opciones de economía colaborativa como el transporte o los alojamientos en sus viajes de trabajo"
- "Llevar a cabo proyectos piloto locales de “sharing cities” en ciudades como Manchester y Leeds para explorar el potencial de los modelos colaborativos de transporte, espacios públicos, salud y atención social"
¿Y en España?
La realidad local va contracorriente. En Madrid los apartamentos "pueden alquilarse con un mínimo de 5 días" por lo que no son opción (legal) para una escapada. En Cataluña se ha multado a la plataforma Airbnb ( y amenazaron con bloquear el acceso a su web), por ejemplo, por ofrecer "alojamiento en viviendas ilegales".
No me creo que la industria hotelera tradicional no encuentre formas de convivir con estas opciones de turismo colaborativo. Tal vez sea el momento de apuntar a un enfoque mas personalizado del servicio hotelero tradicional, buscar la cercanía y empatía con el huésped, ser mas accesibles tecnológicamente hablando, flexibles en sus servicios y adaptables a la realidad que marcan los tiempos.
Via | Vozpópuli
En Diario del viajero | Manual del buen couchsurfer