11 cosas que puedes hacer en la ruta del vino D.O. Rías Baixas
Gastronomía

11 cosas que puedes hacer en la ruta del vino D.O. Rías Baixas

La Ruta del vino de la D.O de Rías Baixas son bodegas, pazos, gastronomía, actividades al aire libre, marisqueo, alojamientos edénicos, enotecas, viñedos, naturaleza y extraordinario patrimonio artístico. Todo eso y más pudimos descubrir en nuestro reciente viaje a Rías Baixas, al oeste de la frondosa Galicia. Los orígenes de la Ruta do viño Rías Baixas se remontan al año 1996, siendo uno de los primeros itinerarios enoturísticos de España. En total, la ruta está compuesta de 52 bodegas y 2 destilerías.

Pero como no puedo explicarlo todo, os dejaré con 11 cosas que llamaron particularmente mi atención y que espero que estimule la vuestra hasta el punto de que dediquéis unos días a visitar esta singular región gallega.

1. Puedes comer (mucho)

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Si vas a Galicia, la comida es demasiado buena y demasiado abundante, así que debes dejarte en casa tus manías y la obsesión por dietas que cuentan calorías (como la F-Plan), que prohiban combinaciones (como la Montignac) o de restricción calórica (como la CR Way). Naturalmente, puedes ir a Galicia con la Operación Bikini en tu horizonte, pero no lo disfrutarás todo como mandan los cánones.

En definitiva, si eres vegetariano, veggie o perteneces al gluten free movement, las pasarás canutas para no caer en la tentación de la pantagruélica gastronomía gallega, sobre todo en lo tocante al pulpo, las almejas y los mejillones.

2. Puedes marisquear

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Si Ámsterdam fue fundada sobre la venta de flores, Bristol se erigió gracias al azúcar y los palacios de Venecia se levantaron gracias al comercio de alfombras y especias, las Rías Baixas obtuvieron su esplendor de una actividad única en el mundo: el marisqueo.

Allí las mujeres rastrillan y rastrillan como si buscaran pepitas de oro, pero en realidad están persiguiendo algo más valioso: al fin y al cabo, como decía el químico francés Etienne-François Geoffroy, el oro es “de todos los metales el más inútil en física, excepto cuando se le considera un antídoto contra la pobreza”. Aquellas mujeres también se ganan el sustento rastrillando, pero a cambio obtenienen unos objetos suculentos al paladar.

3. Puedes derribar tópicos

El marisqueo es una actividad milenaria, antigua como la pesca y al caza, y típico de los pueblos costeros de la Galicia. Siempre fue, además, una actividad propia de mujeres. En el fondo se parece mucho su actividad a la de la agricultura, pero en el mar: aquí no se cultivan y recogen lechugas, sino animales invertebrados submarinos. Nosotros pudimos acompañar a una jacarandosa marisquera a sus labores en Cambados, en busca de almeja fina, japonesa, berberechos y otros.

Me sorprendió la lucidez, cultura y apertura de miras de las marisqueras que pertenecían a Guimatur, que compaginan esta actividad con las labores domésticas, amén de su gran capacidad para la organización y el respeto hacia los animales capturados. Por ejemplo, nunca extraen marisco por debajo de determinadas medidas, y por eso siempre llevan un juego de medidores: la almeja fina (4 centímetros), la almeja babosa (3,8 centímetros), la almeja japonesa (4 centímetros) y el berberecho (2,8 centímetros).

4. Puedes contemplar la alquimia vinícola

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En algunos pazos se realizan actividades vinícolas como si éstas fueran mezclas alquímicas, combinaciones azarosas de tubos de ensayo, morteros y retortas de mad doctor cuyo propósito es obtener un caldo distintivo en el paladar. Es la sensación que, por ejemplo, me llevé del Pazo de Galegos, en San Pedro de Vilanova, Vedra. A pesar de estar solo a 15 minutos de Santiago de Compostela, parecía que estuviéramos en mitad de la naturaleza. Un remanso de paz ideal para alojarse unos días y desconectar de todo.

Además, el pazo fue residencia de Antonio López Ferreiro, un canónigo de la Catedral de Santiago de Compostela y descubridor de la tumba de Santiago Apostol. En su haber tiene escritos más de cien libros. Ahora su casa está habilitada como hotel de 9 habitaciones, cada una con su propio estilo particular. Viñas y camelias se extienden hasta donde alcanza la vista. Una magnolia centenaria da sombra, y también hay una cepa de vid de 400 años de antigüedad.

5. Puedes probar el Albariño

Vino

En el pazo Galegos pudimos realizar una cata del Albariño que dan las 8 hectáreas que aquí se extienden. También probamos un oscuro mentía y hasta un caldo experimental realizado por Pablo García Cebeiro, que se dedicaba a innovar incluso en el etiquetaje: su albariño cebeiro tiene una guitarra impresa, debido a su afición por la música.

Cabe recordar que el 95% de la producción de esta ruta es el Albariño y que se produce gracias a unas variedades de uva autóctonas de la zona.

6. Puedes ver récords

Otro pazo que visitamos, sustentado totalmente en otro estilo, fue el Pazo de Rubianes, en Vilagarcía, donde asistí a diversos récords. Por ejemplo, aquí está el primer alconforero del España.

Más de 4000 ejemplares de Camelias, y todo tipo de diferentes especies botánicas se extienden por su jardín, que abarca el entorno más cercano al palacio y la zona conocida como estanque de las ranas. Eucaliptos, fresnos, araucarias, robles o alcornoques, entre otras especies, están perfectamente cuidadas, como en un museo natural.

7. Puedes comer entre viñedos

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En la Bodega Lagar de Pintos, en Ribadumia, comimos entre viñedos mientras el sol se colaba entre las hojas de parra que quedaban sobre nuestras cabezas (gracias al particular emparrado típico de la región), arrojando decenas de monedas de luz sobre la mesa y los platos.

8. Puedes sentirte como un rey

La Bodega Pazo de Señoráns, en Meis, es el lugar idóneo para celebrar eventos. Además de los impresionantes exteriores, en los que puedes perderte, dispone también de amplios salones, cocina propia y una capilla: un magnífico representante de las casas solariegas (siglo XVI), edificadas en el campo con todo el encanto y el señorío de épocas pasadas.

9. Puedes bañarte en vino

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Es algo que probamos en el Hotel Carlos I Silgar, en Sanxenxo: si el vino puede sentar tan bien por dentro, ¿por qué no por fuera? En el completo spa del hotel, entre otros tantos servicios, puedes sumergirte en una bañera individual llena de agua caliente sazonada con esencia de vino, lo que origina una espesa espuma marrón que cubre tu cuerpo. En ocasiones, me sentí como un bizcocho o un souffle allí metido, pero doy fe de que mi dermis quedó suavísima.

10. Puedes perderte en un bosque en mitad de una ciudad

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En Gil Armada, en Cambados, hay un bosque tan denso y tupido que, de repente, la humedad asciende y sientes que estás muy lejos de todo. Sin embargo, con un poco de suerte llegas a avirozar el horizonte entre las ramas y atisbas letreros electorales que te indican que, en realidad, estás en Cambados.

11. Puedes descender por el río Umia

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Una de las actividades más divertidas (porque más de uno se cayó al río) fue llevar a cabo una ruta en kayak por el río Umia, que desemboca en la ría de Arosa en el Puente da Barca. El descenso es muy tranquilo y, gracias a la corriente, ni siquiera es imprescindible remar (al menos no demasiado). Además, para añadir un poco de emoción, tienes que superar algunas pequeños rápidos.

Imágenes | Sergio Parra

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