Oporto, la ciudad del Duero, la ciudad del vino. No podemos irnos sin haber visitado una bodega en Oporto o Vila Nova de Gaia, la localidad a orillas del río prácticamente integrada en la ciudad y que debe su prosperidad a uno de los vinos más peculiares del mundo, el oporto.
Si no lo somos habitualmente, en Oporto deberíamos convertirnos en enoturistas por un rato. Y dejarnos seducir por el olor a barril, los aromas ácidos y dulces que evocan sabores peculiares, la oscuridad de las bodegas, y finalmente degustar alguno de esos vinos con fama internacional.
No vemos vides alrededor. El vino de Oporto se elaboraba con las uvas que los barcos ravelos transportaban desde los viñedos situados aguas arriba del Duero.
Hasta bien entrado el siglo XIX no existía conexión permanente por tierra entre Oporto y Vila Nova de Gaia, lo que explica la independencia de ambas poblaciones y la competencia por los muelles fluviales (el Cais da Ribeira de Oporto) y el comercio del vino.
En la actualidad, gracias a los puentes podemos trasladarnos de Oporto a Vila Nova da Gaia en cuestión de minutos, y aunque la ribera de Oporto tiene paradas importantes como el Museo del vino, las bodegas más conocidas se sitúan en la orilla opuesta.
En el siglo XVIII se estableció un tratado de libre comercio entre Inglaterra y Portugal, lo que llevó a que los ingleses consiguieran establecer un monopolio casi absoluto sobre los vinos de la ribera del Duero.
Ese aire británico que desprende Oporto en algunos lugares es debido a que los comerciantes de vino británicos se establecieron aquí durante cinco décadas. De hecho, algunas de las bodegas más conocidas evocan con su nombre ese origen británico (Sandeman).
En Vila Nova da Gaia podremos visitar varias bodegas de vino de Oporto en las que un guía nos acompaña para ir explicándonos el recorrido a lo largo de las instalaciones, ofreciendo datos sobre la vendimia, el proceso de elaboración de sus vinos o el origen de la marca.
Al final de cada visita suele ofrecerse dos copas de oporto para su degustación. Por supuesto, este despliegue tienen un precio, y las entradas a cada bodega cuestan entre dos y cinco euros. También se puede visitar varias bodegas con entradas combinadas como la que incluye las bodegas de Sandeman, Offley y Ferreira (9 euros).
Las bodegas más importantes
La bodega Calem es la primera que encontramos junto al puente Luis I. Desde 1859 crea sus vinos, y durante la visita guiada (4 euros), que empieza por un museo y sigue por las bodegas, aprenderemos más sobre la historia de la marca. Sin embargo, otras bodegas suelen llamar más la atención del visitante.
La Bodega Ramos Pinto, fundada en 1880 por Adriano Ramos Pinto se ha convertido en una de las más famosas de Oporto. El exterior es un gran edificio singular, que destaca desde la orilla por su color crema inmaculado y su gran letrero con el nombre de la marca en lo alto. En la visita (2 euros) se puede ver el Museo de la Casa Ramos Pinto, entre otros espacios expositivos o la biblioteca. De hecho, el espacio museístico tiene más importancia que en este caso que el de las bodegas.
Nosotros visitamos la Bodega Sandeman, que nos llama la atención por el perfil misterioso de la figura con capa oscura, de la que conoceremos su historia durante la visita. En este caso hacemos un recorrido por las amplias bodegas, conociendo más sobre esta marca de prestigio internacional, y sobre el proceso de elaboración de sus vinos. La entrada cuesta 4'5 euros por persona y tienen programadas visitas cada pocos minutos, cada una en el idioma predeterminado.
Bodegas Offley Forrester, creada en 1737 por William Offley, y con la influencia de uno de los más respetados artistas y enólogos, el barón de Forrester. La entrada a la bodega cuesta 2'5 euros (solo abre en temporada alta, de marzo a octubre).
Bodega Ferreira, una de las más bonitas de Oporto. Creada en 1751 por una familia de viticultores del Duero, está construida sobre un antiguo convento. Sigue siendo una de las bodegas referentes de calidad en la elaboración de oportos y vinos del Douro. Ferreira alberga en sus cavas la que está considerada la mejor colección de vinos de Oporto de los siglos XIX y XX. La entrada cuesta 4'5 euros por persona.
Las tres últimas bodegas, Sandeman, Offley y Ferreira pertenece hoy en día al grupo Sogrape y se puede hacer una visita combinada a estas tres bodegas por 9 euros.
Existen otras cavas en Vila Nova de Gaia, algunas pequeñas de visita gratuita, por lo que conviene elegir... o quedarte con aquella que más te llame la atención cuando pasees por aquí, que merece la pena. Casi todas se encuentran en la misma orilla del Duero. También abundan en la zona bares y mini tiendas para hacer degustaciones de pago.
El caso es no irnos sin visitar en Oporto una de estas cavas y por supuesto ya encontraremos el momento adecuado para disfrutar de un buen vino al margen de la degustación que nos den en nuestro recorrido, que en las bodegas más prestigiosas suelen ser de calidad.
Puede ser a la vuelta a casa: las propias bodegas tienen tiendas para vender sus vinos de Oporto y todo tipo de recuerdos relacionados con la marca, pero si viajas en avión hay que facturar las botellas a no ser que las compres en el aeropuerto.
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