Por fuera da pena. Por dentro es el secreto mejor guardado de Florencia: una obra maestra de Miguel Ángel sin hacer colas

Por fuera da pena. Por dentro es el secreto mejor guardado de Florencia: una obra maestra de Miguel Ángel sin hacer colas
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A escasos 200 metros de la imponente y majestuosa Santa María del Fiore de Florencia, se alza una basílica austera en apariencia y de aspecto inacabado. Se trata de la Basílica de San Lorenzo, una iglesia que alberga importantes tesoros de Miguel Ángel.

Esta iglesia suele pasar desapercibida para los turistas debido a su fachada desnuda de toscos ladrillos de terracota, desgastados por el tiempo. No en vano, una de las cosas que más captó mi atención cuando la visité fue la ausencia de colas para entrar. Por fortuna, no me dejé influenciar por la austeridad del exterior y lo que encontré dentro fue realmente espectacular.

Tres espectaculares tesoros de Miguel Ángel ocultos en la Basílica de San Lorenzo

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Nave central de la Basílica de San Lorenzo | Foto: Diario del Viajero

De estilo renacentista, la Basílica de San Lorenzo es una de las más importantes de Florencia. Su construcción fue encargada por Cosme de Médici al arquitecto e ingeniero Filippo Brunelleschi, responsable también de la cúpula de la Catedral de Florencia. Brunelleschi trabajó en su construcción desde 1422 hasta 1446, y después el proyecto pasó a manos Michelozzo y Manetti.

La basílica tiene planta de cruz latina, con una nave central más larga que los brazos y numerosas capillas laterales. De entre las muchas obras maestras que podemos encontrar en su interior, las más destacada es la Sacristía Nueva, obra del gran Miguel Ángel Buonarroti.

La Sacristía Nueva de la Basílica de San Lorenzo

La Sacristía Nueva se encuentra ubicada dentro de la Capilla de los Médici, un impresionante mausoleo que la familia Médici mandó construir para albergar las tumbas de varios de sus miembros.

Miguel Ángel fue el encargado de diseñar la Sacristía, cuya arquitectura refleja la sobriedad y elegancia típicas del Renacimiento italiano. Su estilo se caracteriza por mantener las proporciones clásicas, simetría y una revisión de los elementos arquitectónicos de la antigüedad.

Las tumbas de Giuliano y Lorenzo de Médici

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Tumba de Giuliano de Médici, obra de Miguel Angel.

Pero además del diseño arquitectónico, el artista italiano también se encargó de esculpir las esculturas que decoran las tumbas de Giuliano y Lorenzo de Médici.

Las esculturas de las tumbas de Giuliano y Lorenzo de Médici son consideradas obras maestras de la escultura renacentista y fiel reflejo del genio artístico de Miguel Ángel.

En cada tumba, Miguel Ángel esculpió figuras alegóricas de gran belleza y expresividad que representan el Día y la Noche, y reflejan una influencia clara de la escultura clásica greco-romana. En la tumba de Lorenzo de Médici, el Día es representado por un joven vigoroso y la Noche por una figura femenina con rasgos serenos. En la tumba de Giuliano, estas figuras presentan una profunda introspección y emotividad.


La biblioteca Medicea-Laurenziana

Y otra de las obras de Miguel Ángel que encontramos en la Basílica de San Lorenzo es la biblioteca Medicea-Laurenziana,  que contiene una valiosa colección de manuscritos. 

Su diseño incluye una entrada monumental y una escalera de doble rampa que conduce a la sala de lectura. Miguel Ángel aplicó principios geométricos y proporciones clásicas en su diseño, mostrando una profunda influencia del arte de la antigüedad.

Otras joyas que puedes ver en la Basílica de San Lorenzo

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La cúpula de la Basílica de San Lorenzo | Foto: Diario del Viajero

Dejando a un lado las obras de Miguel Ángel, la Basílica de San Lorenzo alberga otros muchos tesoros, como su bonita y colorida cúpula, su Sacristía Vieja - obra de Brunelleschi, con esculturas de Donatello-, el púlpito tallado en mármol por Donatello, y la espectacular Capilla de los Príncipes.

Esta última fue diseñada por Matteo Nigetti, y se distingue por su decoración rica, mármoles preciosos, relieves y frescos que en conjunto crean una atmósfera de opulencia y grandeza.

La fachada inacabada también es obra de Miguel Ángel

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Fachada de la Basílica de San Lorenzo de Florencia | Foto: Diario del Viajero

Como comentaba al inicio, si no conoces la historia de esta basílica ni te has informado previamente antes de viajar a Florencia, quizá pases por delante de su fachada y no le prestes ninguna atención, o si lo haces sea para preguntarte por qué luce ese aspecto tan "desangelado".

La basílica se terminó de construir a finales del siglo XV, a excepción de la fachada principal. Aunque pueda parecernos extraño, esta singularidad arquitectónica refleja una tradición arraigada en la planificación de iglesias, donde la atención inicial se centra en el corazón simbólico y litúrgico del edificio (el ábside donde se encuentra el altar mayor), antes de extenderse hacia la entrada.

Fue el Papa León X quien encargó reanudar los trabajos de construcción de la fachada, y para ello abrió un concurso público para elegir al arquitecto que llevaría a cabo la obra. Se presentaron varios artistas, entre ellos Rafael, pero el elegido fue Miguel Ángel.

Miguel Ángel dedicó mucho tiempo al diseño de una fachada ornamental y decorativa, que armonizara con la majestuosidad de la arquitectura de la época.

Su visión para la construcción de la fachada era ambiciosa y grandiosa. Planeaba utilizar mármoles de colores y esculturas para crear una obra maestra que realzara la entrada principal de la iglesia. Sin embargo, a pesar de sus planes iniciales, la fachada de la Basílica de San Lorenzo diseñada por Miguel Ángel nunca se realizó.

Hay varias razones detrás de este hecho:

La muerte de Lorenzo de Médici en 1492, quien había sido el principal mecenas de Miguel Ángel, afectó significativamente el curso del proyecto.

Falta de presupuesto. En 1527, la ciudad de Florencia experimentó disturbios políticos con importantes consecuencias financieras y logísticas que afectaron la ejecución de numerosos proyectos artísticos, entre ellos la fachada de la Basílica.

Las caras peticiones de Miguel Ángel. También se cree que las demandas ambiciosas del artista en cuanto al uso de materiales para la fachada, encarecieron tanto el proyecto que se hizo inabarcable.

Falta de tiempo. Pero Miguel Ángel no solo estaba inmerso en el diseño de la fachada de San Lorenzo, sino que paralelamente también llevaba a cabo otros importantes proyectos arquitectónicos. Dentro de la propia Basílica de San Lorenzo estaba trabajando en la Biblioteca Laurenciana, la Sacristía Nueva y el monumento a los Médici, mientras que fuera de Florencia lo hacía en la remodelación de la Plaza del Campidoglio de Roma y en la Basílica de San Pedro.

En definitiva, no te dejes influir por su fachada desnuda y sus ladrillos desgastados. La Basílica de San Lorenzo es una joya del Renacimiento italiano con el sello de Miguel Ángel y Brunelleschi que no deberías perderte si viajas a Florencia.

Foto de portada | DepositPhotos (derecha), foto de - Flickr CC (izquierda)

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